Viernes, 19 de Abril del 2024
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24º Domingo, Tiempo Ordinario, ciclo A: 17 septiembre 2017
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EL PERDÓN ES FRUTO DEL AMOR


   Los cristianos -siguiendo las enseñanzas y el ejemplo de Jesús-

en vez de responder con violencia que genera más violencia;

debemos perdonar setenta veces siete, es decir, perdonar siempre.

   Solo así, amándonos mutuamente como Jesús nos ama (Jn 13,34),

viviremos en una sociedad fraterna…y ya no en un valle de lágrimas...

 

El perdón no tiene límites


   Entre los discípulos de Jesús hay problemas, tensiones, rivalidades.

Así por ejemplo, Santiago y Juan -hijos del trueno-

no solo pretenden destruir un pueblo en Samaria (Lc 9,54),

sino que buscan puestos de honor… poder… dominio (Mt 20,20-28).

   Pedro se acerca a Jesús y le pregunta de una manera personal:

Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces debo perdonarle?,

¿siete veces?... Entre los judíos, siete es el número de la plenitud.

   Jesús le responde con esta novedad: el perdón es fruto del amor,

no tiene límites; cambia radicalmente la venganza del AT (Gen 4,23s).

Todo esto es posible (Mc 10,27), si escuchamos la enseñanza de Jesús,

y si seguimos su ejemplo… pues Él muere perdonando (Lc 23,33):

*Han oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo.

Pero yo les digo: amen a sus enemigos, recen por sus perseguidores.

Así serán hijos del Padre de ustedes que está en el cielo,

que hace brillar el sol y manda la lluvia sobre malos y buenos…

Sean perfectos, como el Padre de ustedes es perfecto (Mt 5,43ss).

*Cuando oren, perdonen primero si tienen algo en contra de otro,

y el Padre del cielo les perdonará a ustedes (Mc 11,25; cf. 1ª lectura).

*Zaqueo, pecador, busca ver a Jesús y le hospeda en su casa…Luego,

se levanta y le dice: Señor, doy la mitad de mis bienes a los pobres,

y a quien he robado algo, le devolveré cuatro veces más (Lc 19,1-10).

*Jesús desenmascara la hipocresía de escribas y fariseos, diciéndoles:

El que no tenga pecado, tire la primera piedraLuego, dice a la mujer:

Yo tampoco te condeno, vete en paz y no vuelvas a pecar (Jn 8,1ss).



¿No debías tú también tener compasión de tu compañero?



   Después, Jesús narra una parábola que no necesita explicación:

el rey perdona a un empleado una inmensa deuda, imposible de pagar;

pero éste es incapaz de perdonar a su compañero lo poco que le debe.

   Releamos este texto, teniendo presente el terror que hemos vivido

entre 1980 y el 2000, años marcados por la vergüenza y la deshonra.

-“El Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso” para conquistar

el poder, maltrató y asesinó cruelmente a poblaciones indefensas

-También, agentes de las Fuerzas Armadas y de las Fuerzas Policiales

incurrieron en la práctica sistemática o generalizada de violaciones

de derechos humanos (Presentación Informe final CVR, 28/8/2003).

   El 8 de septiembre 2017, en la ciudad de Villavicencio (Colombia),

el Papa Francisco dio un discurso que se aplica a nuestra realidad.

Ahora bien, para construir una sociedad donde haya: Verdad, Justicia,

Misericordia, Pazperdonemos de corazón a los que nos ofenden,

para que reconozcan sus delitos, se arrepientan, reparen, perdonen

*Vengo aquí -dice el Papa- con una conciencia clara de estar,

como Moisés, pisando un terreno sagrado (cf. Ex 3,5).

Una tierra regada con la sangre de miles de víctimas inocentes

y el dolor desgarrador de sus familiares y conocidos.

Heridas que cuesta cicatrizar y que nos duelen a todos,

porque cada violencia cometida contra un ser humano

es una herida en la carne de la humanidad;

cada muerte violenta nos disminuye como personas.

Y estoy aquí no tanto para hablar yo sino para estar cerca de ustedes

y mirarlos a los ojos, para escucharlos

y abrir mi corazón a vuestro testimonio de vida y de fe.

Y si me lo permiten, desearía también abrazarlos y llorar con ustedes,

quisiera que recemos juntos y que nos perdonemos

-yo también tengo que pedir perdón- y que así, todos juntos,

podamos mirar y caminar hacia delante con fe y esperanza (…).

*Jesús vino para sufrir por su pueblo y con su pueblo;

y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra,

que el amor es más fuerte que la muerte y la violencia (…).

*Gracias Señor por el testimonio de los que han causado dolor

y piden perdón; por los que han sufrido injustamente y perdonan.

Esto solo es posible con tu ayuda y presencia (…).         J. Castillo A.


VIVIR PERDONANDO


   Los discípulos le han oído a Jesús decir cosas increíbles sobre el amor a los enemigos, la oración al Padre por los que nos persiguen, el perdón a quien nos hace daño. Seguramente les parece un mensaje extraordinario pero poco realista y muy problemático.

   Pedro se acerca ahora a Jesús con un planteamiento más práctico y concreto que les permita, al menos, resolver los problemas que surgen entre ellos: recelos, envidias, enfrentamientos, conflictos y rencillas. ¿Cómo tienen que actuar en aquella familia de seguidores que caminan tras sus pasos. En concreto: Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?

   Antes que Jesús le responda, el impetuoso Pedro se le adelanta a hacerle su propia sugerencia: ¿Hasta siete veces? Su propuesta es de una generosidad muy superior al clima justiciero que se respira en la sociedad judía. Va más allá incluso de lo que se practica entre los rabinos y los grupos esenios que hablan como máximo de perdonar hasta cuatro veces.

   Sin embargo Pedro se sigue moviendo en el plano de la casuística judía donde se prescribe el perdón como arreglo amistoso y reglamentado para garantizar el funcionamiento ordenado de la convivencia entre quienes pertenecen al mismo grupo.

   La respuesta de Jesús exige ponerse en otro registro. En el perdón no hay límites: No te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete. No tiene sentido llevar cuentas del perdón. El que se pone a contar cuántas veces está perdonando al hermano se adentra por un camino absurdo que arruina el espíritu que ha de reinar entre sus seguidores.

   Entre los judíos era conocido un “Canto de venganza” de Lámek, un legendario héroe del desierto, que decía así: Caín será vengado siete veces, pero Lámek será vengado setenta veces siete. Frente a esta cultura de la venganza sin límites, Jesús canta el perdón sin límites entre sus seguidores.

   En muy pocos años el malestar ha ido creciendo en el interior de la Iglesia provocando conflictos y enfrentamientos cada vez más desgarradores y dolorosos. La falta de respeto mutuo, los insultos y las calumnias son cada vez más frecuentes. Sin que nadie los desautorice, sectores que se dicen cristianos se sirven de internet para sembrar agresividad y odio destruyendo sin piedad el nombre y la trayectoria de otros creyentes.

   Necesitamos urgentemente testigos de Jesús, que anuncien con palabra firme su Evangelio y que contagien con corazón humilde su paz. Creyentes que vivan perdonando y curando esta obcecación enfermiza que ha penetrado en su Iglesia.    

          

José Antonio Pagola (2011)

 

 

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