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HtaBernardina de Jesùs (Marie BernadetteJoguet)
RESEÑA HISTORICA
Es en Argel, el 8 de setiembre de 1939, que se funda la Fraternidad de las Hermanitas de Jesús. Ese día Magdeleine Hutin (Francesa) junto con otra hermana pronuncia sus Votos ; desde entonces se llamará Hermanita Magdeleine de Jesús.
Es el final de una larga espera, marcada por pruebas familiares y una salud muy frágil, que le impedían hacer proyectos para el futuro. En ese periodo lee la biografía “Carlos de Foucauld” escrita por René Bazin y allí descubre su camino: “El Evangelio vivido, la pobreza total, el escondimiento en medio de poblaciones abandonadas…y sobre todo el AMOR en toda su plenitud… Supliqué al Señor que apurara el momento de mi partida a la tierra de Islam, hacia el Sahara…para encontrar allí las huellas del Hermano Carlosde Jesús y vivir la misma vida.”
Magdeleine siente que Dios la llama a “una vida contemplativa mezclada al mundo musulmán ,para hacer presente allí el Señor y llevarles, más allá de la ayuda material, la certeza de su amor.”
En ocasión de una peregrinación a la tumba del Hermano Carlos, conoce al P. René Voillaume, fundador de los Hermanitos de Jesús, que será más tarde su director espiritual y con el cual colaborará estrechamente durante toda su vida.
Allí encuentra también a Mons. Nouet, Obispo del Sahara, que la invita a ir a su Diócesis. Es él que le propondrá hacer un Noviciado canónico y la profesión religiosa; es él también quien le pedirá escribir unas Constituciones, y es así que Magdeleine se vuelve fundadora sin haberlo previsto…En octubre de 1939 empieza la primera fundación en Touggurt (Argelia); allí nace una profunda amistad entre ella y sus vecinos musulmanes, sedentarios y nómades. Esta amistad marcará profundamente el nacimiento de la Fraternidad: “Fundé la Fraternidad con ellos “, dirá la hermanita Magdeleine.
En 1946, una gran luz se le impone: la Fraternidad, hasta entonces consagrada exclusivamente a los pueblos musulmanes, se vuelve universal y se va a extender en el mundo entero. Ella misma recorre el mundo fundando fraternidades en muchos países, en medio de poblaciones pobres, marginales o minoritarias.
La Fraternidad de las Hermanitas de Jesús cuenta hoy con alrededor de 1200 Hermanitas y está presente en más de 60 Países.
La primera fraternidad en el Perú, que sigue hasta hoy, fue fundada en 1952 en el Cerro S. Cosme, la primera invasión de Lima. Actualmente estamos también en S. Marcos (Cajamarca) y en S. Juan de Iscos (Huancayo). Aquí queremos vivir nuestra vida contemplativa inserta en el mundo campesino de la Sierra.
FORMA DE VIDA
Vivimos nuestro “Nazaret” en pequeñas fraternidades de 3 o 4 hermanitas en medio popular, compartiendo lo más posible las condiciones de vida de nuestros vecinos (trabajo, alojamiento etc.) en solidaridad de destino con un pueblo , un medio, compartiendo hasta donde podemos sus alegrías, sus penas, sus esperanzas.
MISION
· Compartir la vida de los pobres en una solidaridad concreta, tomando conciencia de nuestra propia debilidad y pequeñez.
· Presencia de oración, que es al mismo tiempo búsqueda de Dios e intercesión.
· Apostolado de la amistad que se alimenta de las relaciones sencillas y verdaderas de la vida ordinaria.
· Ser fermento de unidad viviendo en los lugares donde la fraternidad humana está quebrada.
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Nuestra vida contemplativa, vivida en plena masa humana, tiene como fundamento la Encarnación: después de la venida de Jesús, ya no se puede separar lo humano de lo divino.
La puerta de entrada es para nosotras el misterio de Belén, Dios que se revela en la impotencia y la debilidad de un recién nacido. “Sean un signo de la ternura de Dios...un rayo de luz y de esperanza en medio de un mundo de injusticia y de violencia” (Hta. Magdeleine)
Queremos descubrir el rostro del Señor en el encuentro con el otro, la escucha de la Palabra, la adoración, dejando moldear nuestra vida por la Eucaristía, Sacramento de su amor que nos liga, en lo más hondo de nuestro “ser en Cristo”, al destino de la humanidad de la cual compartimos el pan de la fatiga y el vino de la alegría.
Esta misión de anunciar con toda nuestra vida el misterio de Belén y de Nazaret, la recibimos en la Iglesia y la vivimos en comunidad, donde estamos llamadas a aceptarnos mutuamente con nuestros dones y talentos, debilidades y faltas, volviendo a empezar cada día.
En la diversidad de nuestros orígenes, de nuestras maneras de pensar , de nuestras culturas, Jesús es nuestra unidad.