El Año de la Fe se abre el mismo día del 50 aniversario del Concilio Ecuménico Vaticano II para "verificar la incidencia de sus enseñanzas en el transcurso de estas décadas", y "reavivar la fe de los creyentes y animarlos a tener un espíritu evangelizador cada vez más firme", expresó Mons. Fisichella.
Agregó que se dedicará el Año de la Fe "al estudio y la profundización de las enseñanzas conciliares para consolidar la formación de los creyentes -en particular con la catequesis-, en la vida sacramental de la comunidad cristiana y en su testimonio".
En esta línea, la ceremonia de inauguración del Año de la Fe en el Vaticano, mirará en muchos aspectos hacia el Concilio.
Se leerá algunos fragmentos de las cuatro constituciones conciliares; se repetirá la mítica procesión del 12 de octubre de 1962, formada por todos los obispos, y al final de la Misa, se entregará un mensaje dirigido a los gobernantes, los hombres de poder, los políticos, las mujeres, los trabajadores, los pobres, los enfermos, los que sufren y los jóvenes.
"Tenemos también en este momento una entrega que dar, es decir, que las enseñanzas del Concilio no pertenecen al pasado, sino que son actuales y pertenecen al presente de la Iglesia", declaró Mons. Fisichella.