Jesús también experimentó los dolores de la cárcel. Él está hoy aquí para perdonarles y hacer que tengan  fe y esperanza, a pesar de los sufrimientos, dijo el arzobispo metropolitano de Huancayo, monseñor Pedro Ricardo Barreto Jimeno, en el penal de La Oroya, donde bautizó, confirmó, fue testigo de un matrimonio y dio la primera comunión a los internos.

A pocos días de la navidad, llegó a este establecimiento penitenciario con un mensaje navideño de alegría, recordando que la Virgen María fue elegida para ser la madre del Salvador del mundo, a pesar que ella no sabía cómo era eso si no conocía varón, pues para Dios no hay nada imposible si confiamos en él. “Jesús ha nacido hoy en este penal y en sus corazones”, enfatizó.

La ceremonia se cumplió en horas de la mañana en un ambiente de fiesta, con los preparativos, la misa, la administración de los sacramentos y el baile de los novios, como si fuera en un ambiente de libertad, gracias a las facilidades de los funcionarios del penal, en el que se compartió más de diez tortas y un almuerzo para todos los invitados.

El penal de La Oroya, como los demás del país afronta problemas que claman solución, así lo manifestaron los directores de este establecimiento penitenciario, cuya construcción data de hace más de 70 años, que tiene una capacidad para 80, pero alberga a más de 250 personas, entre varones y mujeres, en condiciones difíciles.

En este sentido, monseñor Barreto hizo un llamado a los internos para que en medio de las dificultades tengan fe en Jesús y la Virgen; caminen con ellos, testimonien su fe y vivan la alegría del perdón. Durante su estadía ofreció el apoyo a los internos que trabajan en el taller de cerámica, donando una comprensora y madera a fin de aumentar la producción.

Los contrayentes son  Josías Félix Ticse Torres, natural de Tingo María y Yonilsa Vásquez Pérez, nacida en Cajamarca, cuya alegría nupcial fue compartida por toda la familia del penal oroíno.

De esta manera, monseñor Barreto visita los penales llevando los sacramentos y un mensaje de fe y esperanza. El martes estuvo en el centro juvenil de Huancayo donde se rehabilitan los menores de edad y el miércoles 11 de diciembre en el establecimiento penal de mujeres de Concepción, donde compartió la alegría del Adviento, especialmente con las madres de familia que tienen con ellas a sus hijos.