Jueves, 18 de Abril del 2024
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Nacimiento de Jesús: 25 de diciembre del 2018
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PAZ EN LA TIERRA


   Jesús nace, no en un palacio en medio de tantos adornos superfluos,

sino en un establo de animales, a donde van un grupo de pastores.

Ellos llevan una vida muy dura, vigilando el rebaño durante la noche,

son también los primeros misioneros: anuncian lo que ven y oyen.

 


El nacimiento de un niño pobre


   El nacimiento del niño Jesús, que narra el evangelista Lucas,

debemos meditarlo a la luz de su pasión, muerte y resurrección.

*Para ir a Belén, José y María han caminado unos 140 kilómetros.

Allí, tocan muchas puertas pidiendo alojamiento,

y como no hay sitio en la posada, María da a luz en un establo.

Desde esta experiencia, Jesús tiene autoridad moral para anunciar:

Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece.

Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.

Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán (Lc 6,20ss).

¿Qué hacemos por los niños explotados por el capitalismo salvaje?

*Después de dar a luz, María envuelve a su hijo Jesús en pañales.

Lo mismo hace José de Arimatea: Pide a Pilato el cuerpo de Jesús,

lo envuelve en una sábana y lo coloca en un sepulcro (Lc 23,50ss).

¿Vestimos y abrigamos a tantos niños pobres que sufren frío?

*Luego, el ángel del Señor se aparece a los pastores para anunciarles:

Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes el Salvador.

A Jesús, mientras ora de rodillas en el huerto de los Olivos,

se le aparece un ángel que le anima y le da fuerzas (Lc 22,41ss).

¿Actuamos con entrañas de misericordia, dando cariño a los niños?

*De pronto, una multitud de ángeles glorifican a Dios diciendo:

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a todas las personas.

Algo semejante sucede cuando Jesús entra en la ciudad de Jerusalén,

sus discípulos dicen: Paz en el cielo y gloria al Altísimo (Lc 19,38).

Y Jesús resucitado, anuncia: La paz esté con ustedes (Lc 24,36).

¿Trabajamos por una paz verdadera, basada en la verdad y justicia?



En aquella región había unos pastores



   Dios toma la iniciativa de anunciar el nacimiento de su Hijo,

a unos pastores despreciados por las autoridades del templo.

*Sin embargo, cuando la gloria de Dios los envuelve con su luz,

aquellos pastores sienten un gran temor.

Quizás tienen miedo, no a las tinieblas sino a la luz… como nosotros

que preferimos no la luz de la verdad, sino las tinieblas de la maldad:

La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz,

porque sus obras eran malas. Quienes obran mal odian la luz,

no se acercan a la luz, por temor de que sus obras sean descubiertas.

En cambio, los que obran conforme a la verdad se acercan a la luz,

para que vean que todo lo hacen según la voluntad de Dios (Jn 3,19).

*A continuación, el mensajero del Señor les dice: No tengan miedo,

les traigo una Buena Noticia, una gran alegría para todo el pueblo.

El nacimiento de Jesús es motivo de alegría, preferentemente,

para los despreciados, los hombres y las mujeres que no valen nada.

Hoy, si la persona de Jesús ya no es Buena Noticia para nosotros…

si sus enseñanzas, obras y gestos audaces no nos dicen nada…

si le amamos con los labios, pero nuestro corazón está lejos de Él…

si somos indiferentes con sus hermanos/as que tienen hambre y sed…

estamos celebrando cualquier cosa… menos su nacimiento en  Belén.

*Luego, el ángel les anuncia que la salvación ha llegado a ellos:

Hoy, en Belén, ha nacido para ustedes el Salvador, Cristo, el Señor.

Que esta salvación llegue hoy, preferentemente, a los niños y niñas:

-que nacen con el peso intolerable de la pobreza y de  la miseria…

-que caminan por nuestras calles pidiendo limosna…

-que buscan en la basura algo que tenga valor para llevarlo a casa…

-que andan mal vestidos sin poder protegerse del frío y de la lluvia…

-que van a dormir, generalmente, con el estómago vacío…

   Hace años, en la puerta del templo de una parroquia de la ciudad,

dejaron abandonado a un niño más o menos de una semana de nacido.

Es un caso más de tantos niños huérfanos de padres vivos.

Mientras los que “han oído Misa entera” se van sin hacer nada,

una madre pobre con seis hijos -que va de paso- lo acoge y lo adopta.

   Teniendo presente este gesto solidario de acoger y dar vida,

les deseo a ustedes ¡FELIZ NAVIDAD!, comparable con la felicidad

de aquella humilde madre y del niño que ya tiene un hogar. J. Castillo

 


LA NOSTALGIA DE LA NAVIDAD



   La Navidad es una fiesta llena de nostalgia. Se canta la paz, pero no sabemos construirla. Nos deseamos felicidad, pero cada vez parece más difícil ser feliz. Nos compramos mutuamente regalos, pero lo que necesitamos es ternura y afecto. Cantamos a un niño Dios, pero en nuestros corazones se apaga la fe. La vida no es como quisiéramos, pero no sabemos hacerla mejor.

   No es solo un sentimiento de Navidad. La vida entera está transida de nostalgia. Nada llena enteramente nuestros deseos. No hay riqueza que pueda proporcionar paz total. No hay amor que responda plenamente a los deseos más hondos. No hay profesión que pueda satisfacer del todo nuestras aspiraciones. No es posible ser amados por todos.

   La nostalgia puede tener efectos muy positivos. Nos permite descubrir que nuestros deseos van más allá de lo que hoy podemos poseer o disfrutar. Nos ayuda a mantener abierto el horizonte de nuestra existencia a algo más grande y pleno que todo lo que conocemos. Al mismo tiempo, nos enseña a no pedir a la vida lo que no nos pueda dar, a no esperar de las relaciones lo que no nos pueden proporcionar. La nostalgia no nos deja vivir encadenados solo a este mundo.

   Es fácil vivir ahogando el deseo de infinito que late en nuestro ser. Nos encerramos en una coraza que nos hace insensibles a lo que puede haber más allá de lo que vemos y tocamos. La fiesta de la Navidad, vivida desde la nostalgia, crea un clima diferente: estos días se capta mejor la necesidad de hogar y seguridad. A poco que uno entre en contacto con su corazón, intuye que el misterio de Dios es nuestro destino último.

   Si uno es creyente, la fe le invita estos días a descubrir ese misterio, no en un país extraño e inaccesible, sino en un niño recién nacido. Así de simple y de increíble. Hemos de acercarnos a Dios como nos acercamos a un niño: de manera suave y sin ruidos; sin discursos solemnes, con palabras sencillas nacidas del corazón. Nos encontramos con Dios cuando le abrimos lo mejor que hay en nosotros.

   A pesar del tono frívolo y superficial que se crea en nuestra sociedad, la Navidad puede acercar a Dios. Al menos, si la vivimos con fe sencilla y corazón limpio.      

                     

José Antonio Pagola (2009)



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