Nació en el distrito de Chorrillos, de la capital Lima, el 12 de agosto de 1920. La educación primaria y secundaria realizó en el prestigioso colegio “San Agustín”, de Lima. La formación filosófica realizó en el Seminario Conciliar “Santo Toribio de Mogrovejo” de Lima. La formación teológica la realizó en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Los estudios de postgrado, en la facultad de sociología política, de la Universidad Católica de Friburgo (Suiza). Fue ordenado Sacerdote el 23 de setiembre de 1944; año en que se creaba la Diócesis de Huancayo. El papa Pablo VI, con la creación del Obispado de el Callao mediante la Bula “Aptiorem Ecclesiarum”, le nombró primer obispo de la Diócesis del Callao, recibiendo la consagración episcopal el 8 de setiembre de 1967; a partir de esa fecha, promovió, entre tantas actividades, la conformación de la curia diocesana de el Callao y la organización del nobilísimo presbiterio, hasta el año de 1971.
Estuvo al servicio de la Iglesia Arquidiocesana de Huancayo por el período de 13 años; desde el 31 de mayo de 1971 hasta el 14 de junio de 1984. Su carisma pastoral estuvo caracterizado por su cercanía al pueblo de Dios. Las personas que lo conocieron dan testimonio de su buen corazón a la manera de Jesucristo Buen Pastor.
El celo apostólico de este Arzobispo carismático estuvo caracterizado por la amistad abierta e igualitaria a todas aquellas personas que llevaban el mensaje de paz. Una parte de la mañana se dedicaba a responder, personalmente, las cartas enviadas por las autoridades civiles, eclesiásticas, instituciones y, sobre todo, a sus amistades.
Después de haber impulsado, con mucho éxito, la conformación de asociaciones, congregaciones y hermandades en la naciente Diócesis del Callao; a su llegada, en la Arquidiócesis de Huancayo, continuó con el mismo carisma eclesial de organizar las asociaciones, congregaciones y hermandades existentes, de manera especial, en la Catedral de Huancayo. Su relación con las autoridades de la ciudad de Huancayo fue muy cercana por lo que los vinculó en la misión evangelizadora de la Iglesia. En uno de sus mensajes, con motivo del vivir el Tiempo de Cuaresma, dijo: “Compartir es, pues, una actitud cristiana fundamental. En las numerosas iniciativas de amor al prójimo, desde la limosna y el servicio individual hasta la cooperación colectiva a la producción de los pueblos materialmente menos favorecidos, el cristiano siente la alegría de compartir, de gozar junto con los demás el patrimonio que Dios ha puesto generosamente a disposición de todos” (Mensaje de Cuaresma, 1978).
Definitivamente; además de haber estado caracterizado por su sencillez, se preocupó por los pobres de la ciudad y del campo, del cuerpo y del alma. Su espiritualidad misionera estuvo marcada por las constantes visitas pastorales, especialmente en el Tiempo de Cuaresma; visitó comunidades m1s1oneras como Chongos Alto, Huasicancha, Jarpa, etc. Se preocupó de la formación de los futuros sacerdotes del Seminario Mayor «San Pío X’: enseñando como docente de Código de Derecho Canónico y otros cursos de teología. Los que lo conocieron dan testimonio de que la mitad de su jornada matutina lo dedicaba al seminario para mantener la cercanía con los futuros sacerdotes. Fue nombrado Obispo Castrense del Perú el 14 de junio de 1984 hasta el momento de pasar a ser obispo emérito en 1995. En el desarrollo de su ministerio episcopal, desempeñó diversos cargos como: Asesor Nacional de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos del Perú. Asesor del Consorcio Católico de Ingenieros de Lima. Vice-secretario de Acción Social del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). Secretario General de Cáritas del Perú. Miembro de la Junta Nacional Censora de películas y Televisión.
Pasó de este mundo a la presencia de Dios el 30 de noviembre del 2002. Sus restos descansan en la cripta de la Catedral del Obispado del Callao, donde fue el primer Obispo.